Los sufijos pueden ser derivativos o flexivos.
En la mayoría de las lenguas los derivativos preceden a los flexivos,
ya que los derivativos tienden a estar más cerca de la raíz. En una
lengua flexiva, palabra que puede estar formada por una raíz más
posiblemente un cierto número de sufijos derivativos, y posiblemente algunos otro sufijos flexivos, aunque, todas las lenguas tienen algunas palabras invariables formadas por un único morfema.
Se denomina sufijo al morfema derivativo
de las lenguas o afijo que se agrega después del lexema, raíz o tema
de una palabra y antes de los morfemas constitutivos para añadirle a
este una información suplementaria. La palabra nueva así formada se
denomina palabra derivada, y al mecanismo por el cual se hace
derivación.
Los sufijos en español poseen tres características:
1.ª Son en su mayoría tónicos: cargan con el acento de la palabra: Fruta / frutero.
2.ª Pueden cambiar el rango gramatical de una palabra: am-o (verbo), am-or (sustantivo), am-able (adjetivo), amable-mente (adverbio)
3.ª Pueden cambiar el género de un sustantivo: La casa / El cas-ón. La cabra / El cabrón
Clases de sufijos
Existen varias clases de sufijos según diferentes criterios. Por ejemplo, si nos atenemos a la categoría gramatical que suministran al lexema, hay sufijos que son:
Nominalizantes porque forman sustantivos, esto es, nombres (-anza, -encia, -ción, etc...);
Adjetivizantes o adjetivizadores porque crean adjetivos (-il, -oso, -ble etc...)
Verbalizantes porque crean verbos (-ear, -izar, -iguar, -ificar etc.)
1.ª Son en su mayoría tónicos: cargan con el acento de la palabra: Fruta / frutero.
2.ª Pueden cambiar el rango gramatical de una palabra: am-o (verbo), am-or (sustantivo), am-able (adjetivo), amable-mente (adverbio)
3.ª Pueden cambiar el género de un sustantivo: La casa / El cas-ón. La cabra / El cabrón
Clases de sufijos
Existen varias clases de sufijos según diferentes criterios. Por ejemplo, si nos atenemos a la categoría gramatical que suministran al lexema, hay sufijos que son:
Nominalizantes porque forman sustantivos, esto es, nombres (-anza, -encia, -ción, etc...);
Adjetivizantes o adjetivizadores porque crean adjetivos (-il, -oso, -ble etc...)
Verbalizantes porque crean verbos (-ear, -izar, -iguar, -ificar etc.)
Adverbializadores porque crean adverbios
(-mente).
También se pueden clasificar por su
talante afectivo-apreciativo-valorativo en aumentativos, diminutivos
y despectivos, indicando respectivamente distanciamiento y asombro,
proximidad y afecto y desprecio y alejamiento, de forma siempre
afectiva y subjetiva, no objetiva (no expresan magnitudes que se
puedan medir o comparar, como sí lo hacen por el contrario los
grados comparativo y superlativo y sus sufijos correspondientes)
Diminutivos, que indican proximidad afectiva; muchos de ellos son de uso más bien local (-uc- es un sufijo asturiano; -et- catalanizante; -ic- se usa mucho en Aragón; -ill- proviene de Andalucía y es muy usado en Sevilla, y otros son -it-, el más usado; -ino, propio de Extremadura; -ín; -uel-, -ij-, -izn-): nenuco, torreta, pequeñico, pequenito, pequeñillo, pequeñín, neblina, plazuela, lagartija, llovizna. (Véase: diminutivo)
Diminutivos, que indican proximidad afectiva; muchos de ellos son de uso más bien local (-uc- es un sufijo asturiano; -et- catalanizante; -ic- se usa mucho en Aragón; -ill- proviene de Andalucía y es muy usado en Sevilla, y otros son -it-, el más usado; -ino, propio de Extremadura; -ín; -uel-, -ij-, -izn-): nenuco, torreta, pequeñico, pequenito, pequeñillo, pequeñín, neblina, plazuela, lagartija, llovizna. (Véase: diminutivo)
Aumentativos, que indican distanciamiento afectivo y un cierto
asombro: -ón, -ot-, -az-, -at-, -ac-, -arrón: tontón, librote,
golpazo, niñato, camionaco, tiarrón.
Despectivos, que degradan peyorativamente
los lexemas que modifican: -astr-; -arr-; -uch-; -ach-; -aj-; -ej-;
-urrr-; -orr-; -orrio; -ales; -uz-; -usco; -oide; -ang-; -eng-; -ing-;
-ong-; -ung-, -etis; -atis; -olis: camastro, casucha, poblacho,
hierbajo, tipejo, coscurro, tintorro, bodorrio, vivales, gentuza,
pedrusco, sentimentaloide, señoringa, chulengo, facilongo,
millonetis, locatis, finolis...
Sufijos superlativos para adjetivos son -ísim-
y -érrim-; es el más usado el primero, modificando a veces la forma
del lexema: cierto-certísimo, bueno-bonísimo, fuerte-fortísimo,
nuevo-novísimo, etcétera. El segundo se usa para formar el
superlativo de palabras como célebre (celebérrimo), agrio
(acérrimo), pobre (paupérrimo), íntegro (integérrimo), salubre
(salubérrimo), etcétera. Los sufijos aumentativos del español son -on,
-ote, -azo, -aco, -ato y sus respectivos femeninos. (Véase:
aumentativo)
Existen también otros sufijos especializados en diversas significaciones; sufijos colectivos como -ar, -al, -ío, -eda o -edo; que indican potencialidad, como -ble o "que está lleno de", como -oso; o cría de animal, como -ato, -ezno, etc...
Existen también otros sufijos especializados en diversas significaciones; sufijos colectivos como -ar, -al, -ío, -eda o -edo; que indican potencialidad, como -ble o "que está lleno de", como -oso; o cría de animal, como -ato, -ezno, etc...
SUFIJOS DE ORIGEN GRIEGO
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SUFIJOS CON ORIGEN EN EL LATÍN
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SUFIJOS DE LA MEDICINA
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